El estado de trance alcanzado en algunos momentos en Biodanza es totalmente integrador: la angustia y la ansiedad desaparecen, el individuo siente un bienestar físico y una sensación de plenitud y de amor por la vida difícil de describir. En ciertos momentos el éxtasis es tan intenso que los estímulos musicales son percibidos como descargas placenteras que recorren todo el cuerpo. Se manifiesta además un sentimiento de fraternidad con todo lo que existe. La danza, el bailarín y la música se convierten en lo mismo.
En el curso de este proceso el cuerpo cansado o enfermo se renueva. En un ambiente confiable, permisivo y cuidado se convierte en un fenómeno de grupo a través del cual el participante se abandona en los compañeros y en la vida en plena confianza y cuidado.
Modalidad residencial en Ecofinca Ayun. Calatayud. Zaragoza.
Abierto a alumnos que necesitan recuperar este módulo y practicantes con experiencia.
Imparte: Rosabel Lacoma. Directora de la Escuela Pirinea en Zaragoza.